¡Bienvenidos, roleros! Hoy vamos a sumergirnos en dos grandes corrientes dentro del mundo del rol
Los juegos narrativos, donde la historia la interpretación son el motor principal; y los juegos de combate, donde la estratégica táctica y la gestión de recursos centran la experiencia.
¡Sigue leyendo para saber que estilo encaja mejor con tu forma de jugar!

¿Qué caracteriza a un juego de rol narrativo?
Énfasis en la historia y los personajes
La trama avanza por las decisiones de los jugadores más que por encuentro con enemigos. El máster o narrador, guía arcos argumentales flexibles, permitiendo giros inesperados.
Reglas ligeras o modulables
Muchos sistemas narrativos (como Fate, Powered by the Apocalypse) usan mecánicas sencillas, enfocadas en la prosa y en la colaboración, en lugar de tablas complejas.
Interpretación o emoción
Se busca profundidad en los arcos de personaje, dilemas morales y vínculos entre PJ (personajes jugadores). Ideal si te gusta ponerte en la piel de tu alter ego.
Partidas «sandbox» o dirigidas por escena
El grupo decide adónde ir y qué temas explorar: política, intriga urbana, horror social… El combate, si aparece, suele ser puntual y narrado con brevedad.
¿Qué caracteriza a un juego de combate?
Combates tácticos y detallados
Dungeons & Dragons, Pathfinder o Warhammer Fantasy Roleplay ponen el foco en mapas, miniaturas, posiciones y uso de maniobras de combate.
Reglas robustas y estructuradas
Amplias tablas de monstruos, equipo y habilidades. Cada clase o arquetipo tiene reglas específicas que promueven la especialización.
Progresión por niveles y botín
Subir de nivel, conseguir objetos mágicos y optimizar estadísticas es parte esencial de la recompensa.
Encuentros planificados
El máster prepara mazmorras o escenarios de batalla donde los jugadores deben emplear estrategia, coordinación y gestión de recursos (puntos de golpe, magias por día, etc.).
Ventajas y desventajas de cada estilo
El estilo narrativo tiene la ventaja de tener mayor libertad creativa, profundidad emocional y menos tiempo en cálculo numérico. Sin embargo puede resultar «vaga» esta narración si no hay un buen máster, además de que hay menos foco de atención en la acción/combates.
Un estilo más enfocado en el combate tiene la claridad en los retos y objetivos; una sensación de recompensas tangibles y tentadoras para los jugadores; y el desafío táctico con consecuencias dependiendo de sus actos o resolución. La desventaja de esto es que las reglas a veces son densas o muy estrictas, por otro lado el ritmo es más lento por su complejidad.
¿Cómo elegir el estilo que más te conviene?
Pensá en tu grupo
¿Les gusta más contar historias o resolver puzles tácticos? ¿Disfrutan de largas sesiones de roleo o prefieren “lootear” y pelear al estilo dungeon crawler?
Evaluá tu rol como máster o jugadora
- Si lo tuyo es improvisar tramas, un sistema narrativo te permitirá moverte con flexibilidad.
Si preferís planificar encuentros y medir cada movimiento, un sistema de combate detallado será tu aliado.
Probá mezclarlos
Muchos clubes combinan ambos estilos. Podés usar secciones de roleo narrativo intercaladas con combates estructurados cuando la trama lo requiera.
Adaptá reglas a tu gusto
No hay ley que diga que tenés que ceñirte al manual. Si amás la historia pero extrañás un poco de estrategia, buscá módulos de combate ligero o añade cartas de acción.
No hay “mejor” fijo, sino el distinto para cada grupo
Al final del día, lo más importante es que tu mesa disfrute. Un grupo puede combinar escenas épicas cargadas de narrativa con duelos tácticos que hagan latir el corazón. Lo esencial es comunicarse, definir expectativas y, sobre todo, ¡divertirse!
Tip final: Antes de arrancar una campaña, dedicá unos minutos a charlar con tu grupo sobre el tono y ritmo que prefieren. Así evitás malentendidos y todos gozan de la mejor experiencia posible.